Autor: Joaquín Robles Salso
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Mercado de Maravillas
Tetuán, Cuatro Caminos
Lugar: Calle de Bravo Murillo, 122, Madrid
En Imandra viajamos mucho y nos gusta compartir lo que para nosotros ya es casi una guía de nuestros destinos gastronómicos favoritos de camino a los proyectos en los que estamos trabajando. El pasado mes de mayo ya os hablamos de La Pola Villa, en el Mercado Municipal de San Enrique. Esta vez el destino será otro mercado municipal.
El Mercado de Maravillas es por su contenido y su continente una visita especial. Entrando por la calle Bravo Murillo, a la altura del número 122, uno deja Madrid para adentrarse en un universo paralelo de confluencias. Uno de los mercados más castizos y con una amplia tradición, se dice que aquí se compra el pescado más fresco de Madrid, acoge hoy una rica mezcla de puestos desde los más ácidos encurtidos hasta los golfeados más dulces.
El edificio, construido tras la Guerra Civil en el solar en el que anteriormente hubo una fábrica de papeles satinados conocida como Las Maravillas, más tarde en este mismo lugar hubo un colegio que heredó tanto la ubicación como el nombre: Colegio de Nuestra Señora de las Maravillas. El colegio, destruido durante las Segunda República dejó el espacio para que en 1942 se inaugurara el mercado de abastos de estilo racionalista diseñado por el arquitecto madrileño Pedro Muguruza Otaño, conocido en Madrid por ser el diseñador del Edificio de la Prensa y también por haber participado junto a Diego Méndez González en el diseño del Valle de los Caídos. Esta reseña histórica sobre el edificio no debe empañar las maravillas gastronómicas que esconde…
Si bien puede ser cierto que en el Maravillas se puede comprar el pescado más fresco de Madrid, esa no es la única certeza que se puede tener. El reciente desarrollo demográfico que ha sufrido Madrid en los últimos 15 años ha traído nuevos vecinos, al barrio y al mercado. La presencia que tienen vecinos de origen latinoamericano ha hecho que ellos también hagan uso de sus puestos. Frutas y verduras de todos los rincones habidos y por haber, junto con productos frescos y bares de todas las orientaciones gastronómicas y nacionales, agencias de viajes, reparaciones de calzado, etc. La hora punta, los sábados al mediodía, está uno más cerca de pensar que es figurante en una escena de Blade Runner a que está a escasas paradas de metro de la Puerta del Sol.
Los vecinos de cuatro caminos se dan cita en este mercado en el que mientras se espera pacientemente turno se visitan los puestos reconvertidos en bares. La hora del aperitivo, santísima actividad que mejor se realiza en compañía de otros: amigos, conocidos y desconocidos. Charlas en las barras y en los puestos, preguntas y pequeñas catas. Es difícil pasar una menos de una hora en el mercado y no salir con el carrito de la compra y con el estómago lleno.
Nos gustaría poder hacer una recomendación concreta de un puesto, un bar o un negocio en el mercado, pero es difícil. Lo mejor será ir a pasar una mañana y pasear por los puestos y encontrar un recorrido que disfrutar.